domingo, diciembre 15

Hay algo mucho más allá del dinero, de las ganas, de la necesidad, del poder, de la creencia.
Hay algo con lo cuál nada de ésto podría ser posible.
Podremos ser ricos. Podremos ser las personas más queridas del mundo. Podremos haberlo experimentado todo.
Pero en ésto, todos somos iguales: cada uno de nosotros es bendecido con 24 horas cada día.
1440 minutos cada día.
Es un pequeño regalo que la vida nos deposita, para que hagamos con ello lo que nosotros más deseemos.
Somos libres en elegir qué hacemos con ello.
Nuestra vida nos ha podido poner condiciones y exigencias, pero siempre existe una pequeña vocecilla interior que te dice 'para, ésto no es lo que deseas hacer, ésto no lo debes hacer'.

En el mundo consumista las personas sufren por éstas fechas qué regalo gustará más o menos, como si algo tan abstracto como el amor pudiera medirse mediante objetos materiales concretos.
Deberíamos empezar a pensar que no todo el mundo puede elegir cada mañana qué hacer con esas 24 horas que nos han regalado.

Nunca nadie, ni el hombre más poderoso del mundo, podrá comprar el tiempo.
El tiempo es un regalo, y tú eliges qué haces con ello.
Porque el mejor regalo que nadie podrá hacerte nunca...es su tiempo.

Y de forma paralela te regala su tiempo, su última juventud y su primera vejez.

En éstos días, deberíamos empezar a darnos cuenta, que lo bonito es sentarse al lado de una persona y decir, 'te regalo un trocito de mi tiempo éstos días'.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.