sábado, noviembre 16

Escribes. Borras. Escribes. Borras. Y vuelves a escribir y vuelves a borrar.
Joder, ya estás dudando otra vez. Odias dudar. 
Quieres creer que puedes saberlo y hacerlo todo perfectamente a la primera.
Já, no te lo crees ni tú.
¡Ay! Cuánta duda nos rodea. La duda. La hija puta que a veces no nos deja dormir por la noche. La que nos desconcentra y nos lleva a otra parte muy diferente de la que nuestro cuerpo está.
No sé. A veces no te queda más que dudar.
Pero, otras veces, hay cosas tan simples, como tomarse una cerveza con alguien a quien aprecias, que te parece un momento del que es imposible dudar. 
Lo estás disfrutando. 
Tu cuerpo está ahí, tu mente también. Y, joder, menos mal que existen esos momentos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.