martes, abril 15

Lo sabía cuando me miró. O cerraba la puerta y me largaba en ese mismo instante o estaría condenada a repetir la misma historia de siempre. Amor, sexo, atracción, obsesión, risas, miradas, y luego lo de siempre; cansancio vital, o simplemente aburrimiento, seguido de tristeza, rabia y soledad.
O quizás podría haber sido bonito siempre. Podriamos habernos mirado con deseo mucho tiempo, tener ganas de nosotros a todas horas y sólo querernos besar a nosotros.
Pero se quedó en la duda.
Cerré la puerta.
Y no solo físicamente, sabía que cerraba una puerta emocional, subjetiva, abstracta.
Pero aquí estamos, en lo peor del mundo, lo que nos mata en vida: la duda.

Le ves y piensas; te hubiera besado el resto de mi vida cabrón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.